Reflexión Autocrítica Final

Alondra Burgos Medina

Laura P. Burgos Lebron

Sergio J. Mendez Torres

Adriana  E. Valladares Mendez

ARQU4146-002

19 de mayo de 2025

Al revisar todas las reflexiones que hemos trabajado durante este semestre, reconozco un proceso de aprendizaje valioso, no solo en términos de contenido arquitectónico, sino también en cómo hemos aprendido a pensar y comunicar ideas efectivamente. A lo largo de los textos, exploramos diversos temas como la evolución del teatro  desde los espacios abiertos griegos hasta experiencias inmersivas como The Sphere en Las Vegas y el contraste entre figuras como Moneo y Gehry. Estas comparaciones nos permitieron ver cómo lo académico puede convivir con lo emocional, y cómo cada proyecto responde a su tiempo y contexto. Aunque a veces recurrímos a estructuras repetidas, también pudimos comenzar a desarrollar una voz propia.

Al repasar nuestras reflexiones, mencionamos obras y arquitectos fundamentales como el Guggenheim o el Kursaal, y aunque en algunos casos nos faltó profundizar más en su impacto, sentí que cada reflexión fue un paso hacia poder entender y criticar propiamente la arquitectura. Empezamos a ver que detrás de cada forma hay una decisión, una intención, y que lo visceral y lo racional no tienen que excluirse. Entender esa dualidad nos motivó a seguir construyendo una forma más personal de ver la arquitectura, una que nos permite cuestionar lo que vemos.

También fuimos descubriendo que, aunque al principio algunas ideas se quedaban cortas, cada reflexión nos ayudó a entender mejor lo que queríamos expresar. Poco a poco, temas como el orden en la fragmentación, la arquitectura como composición o el valor del precedente dejaron de ser conceptos lejanos y empezaron a tener un sentido más personal. Las ideas iban tomando forma a medida que se conectaban con lo que observamos en nuestra vida diaria y con los temas discutidos en clase. Nos gustó ver cómo esas conexiones también se relacionaba con lo que nos inspir.

En general, todo este proceso nos dejó con una sensación muy positiva. Sentímos que cada reflexión era una oportunidad para crecer, no solo como estudiantes, sino también como personas que están aprendiendo a mirar la arquitectura con más sensibilidad y criterio. Nos gusto poder redactar nuestros pensamientos cada semana, criticando y analizando cada tema con atención.